Editoriales, ruletas rusas, rizomas de lectores, de géneros, y degenerados, molta o poca merda, para estar menos a solas con el mundo, y para que el delirium tremens sea más llevadero, menos grave. Cronopios propios y ajenos son, en realidad, una habitación de invitados.
El mes en que los aniversarios, las cerradas aulas, los reencuentros, son el pan del día a día, cuando Buenos Aires, Nueva York y Barcelona están más cerca, o cuando el calor se calma mediante una playa y una cerveza. O dos. O tres. Las terrazas, no hay que olvidarlo, son nuestro escenario.
Julio. Nuestro julio. De Julio Cortázar a Julio Antesdeagosto. Un número más de Sísifo, y una roca con un trayecto aún mayor por recorrer. Una excusa, una vía, un manual de vida. Alegrías y desesperaciones de una misma moneda, con caras que se parecen, cada vez más, irremediablemente. Nuestro julio.
Nuestro Julio. Hay meses que merecen 31 días de sonrisas, apetece andar enredados en sus hojas, en sus ojos. Cronopio.
Y algunos, lo sabes, tenemos la suerte de tener doce Julios al año.
Tenemos la suerte.
Tenemos la suerte.
Vuelve, Fama.
Pues ya acabó Julio y me quejo por que no acercaron a la Ciudad de México, ¿será por que no tiene nombre romántico como Buenos Aires, Nueva York y Barcelona…? ¿O por que seré el único chilango sobre la faz de Sísifo…? ¿O sencillamente por que en este número no hay nada de paisanos…?
Quejas tardías para despedir a Julio y bienvenir a Agosto veraniego…
Gran fallo, no acercarse a la gran ciudad de México.
Nos tendrá que invitar, camarada.
Gran fallo, pero venga, invitados estan de origen a la pintoresca ciudad de México, si tienen suerte, les puede tocar ver encuerados en las calles del centro…